lunes

Aunque...

... los recuerdos que me vinculan con ella son incómodos, desordenados, vergonzosos, con el de ayer iban cuatro días consecutivos en los cuales pedía al taxista que doblara por la parroquia haber si en el paradero la veía esperando el Bus. ¿Con qué objetivo? No tengo idea, solo verla, y en el segundo en que el taxi pasase por su lado, nuestras miradas se encuentren, nos reconozcamos, y listo, desaparecer.  

En ninguna de esas ocasiones la vi, pero hoy, no fui por ahí. Esta vez entraba por el arco, vi el teléfono público desde el cual siempre la llamaba cuando eventualmente nos encontrábamos, y tras él ella caminaba con prisa hacia Circunvalación. No se como la reconocí porque usaba una capucha celeste. Noté que bajo la capucha llevaba un uniforme, al fin habrá conseguido trabajo en eso que le interesaba tanto de prótesis dental. Siempre con la cabeza gacha, el gesto de los labios contrario a sus sentimientos, no vi sus ojos, pero se que al igual que sus labios se mantenían igual de tristes. Me gustaría poder decir que te vi llorar, porque me pregunto hasta que punto tus ojos se marchitarían con el llanto, pues de por si ya tenían un aire melancólico y musical que me fascinaba. Pero nunca lloraste frente a mi, nunca hubo motivo, ni circunstancia…

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