jueves

¡Búscalo, búscalo!


Cojo siete hojas bond, el teclado me abruma, su sola presencia borra toda clase de ideas, el sonido de las teclas me resulta atroz. Coloco las hojas una tras otra y las uno con un clip, me encierro en mi habitación, el caracol parece seco ya no se anda subiendo por las paredes de la esfera, lo único vivo en esa pecera por el momento ese pez que no sé cuando al fin dará a luz. Con la puerta cerrada y la ventana también el único sonido que predomina es del motor de oxigeno burbujeando sin parar, también es agobiante, lo desconecto. Me siento en silencio delante de las hojas en blanco, pienso, cierro los ojos, me apoyo en ellas, la espalda me duele, deben ser por esas caídas por la culpa de Karen, que nos empujó, vamos Juan, algo debe haber, búscalo, búscalo, recuerdo entonces que en un folder manila siempre guardo unos papeles con escritos al azar la mayoría sin sentido alguno, puras frases sueltas, tal y como las pensé mientras las escribía así como suele suceder con cada post de este blog. Reviso uno a uno, es complicado, todo se ve disperso , nada se conecta, pero veo un diálogo que me llamó la atención, es con una chica a la que no veía de hace mucho, y la encontré parada en un micro, nos saludamos y le digo que nos conocimos en un seminario de publicidad llamado “Great Idea” y me reclama que no le devolví su libro pues cuando salimos fuimos al paradero juntos y cargué algunas de sus cosas, ese libro de bolsillo sobre la vida de Salvador Dalí, gran libro que no tenía la menor intención de devolverlo, pero ese instante lo había mantenido vigente en uno de mis párrafos, cierro los ojos una vez más, algo empieza a tomar forma, veo imágenes, siento cosas, algo crece y va fluyendo, tomo el lapicero, éste escribe la primera palabra, entonces como quien abre la llave de una manguera contra incendios, todo empieza a salir sin dificultad, un chorro de letras empieza a mojar el papel…  

No hay comentarios:

Publicar un comentario