lunes


Tomaba el bus en Sucre con La Marina, bajaba en la Molina por la rotonda, en ningún momento pasó por su mente faltar e ir otra vez a la casa de Jonathan a esperar la noche mientras perdían el tiempo en las atracciones de su casa, o salir a caminar riendo, contándose sus cosas, inquietando a más amigos de abandonar sus responsabilidades para vagar un rato con ellos. Nada. Actuaba como programado para ejercer alguna acción. Durante el recorrido, se mantuvo inmóvil apoyándose en la ventana todavía con esa cueva abandonada en su pecho que retenía los ecos de sus palpitos volviéndolos un sonido nauseabundo.

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