Quedaron por teléfono en el hotel Miramar que se encontraba curiosamente en una calle que lleva el nombre de un escritor que se refería a sí mismo como un marginal que disfruta de la compañía de marginales, y cuyas obras siempre trataban de cosas que pasaban en los suburbios. Jr. Bukowsky cuadra 16.
El letrero del hotel se podía ver desde lejos, aquella calle estaba llena de bodegas y boticas. Jason ingreso a una de ellas a comprar un paquete de condones.
Teniendo en cuenta el consejo del taxista no sacaba el celular para nada. Chiquillos con escandalosas vestimentas pasaban de aquí para allá. En el parque había señores bebiendo tragos baratos y envueltos en una estimulante conversación.
No disponía de una moneda de menor valor así que puso una de Un Sol en el teléfono público.
La pierna le temblaba, su respiración era más agitada, pero sintió mayor calma cuando escucho del otro lado la voz de Michael.
-¿Baby ya llegaste?
-Sí, estoy afuera del hotel.
-Entra y dile a la señora de recepción que vas al cuarto 406
-Ok ya estoy entrando.
-Apúrate.
Antes de subir compró una botella de vino. No había ascensor. Durante el tramo susurros, jadeos, risas, gemidos, sonaban al rededor. Aquello lo empezaba a excitar.
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